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Editorial: UNICESAR

Autor: Ariza Daza, Oscar Andrés

Año de edición: 2010

ISBN: 978-958-8409-11-5

 

Descripción:

Descubriremos así, a partir de los criterios que se manejan en obras como esta, que el canto vallenato no es solo una fuente de diversión o una forma real y musical de transmitir un mensaje o perpetuar para la historia el acontecer cotidiano, sino además, un “elemento fundamental para entender los sistemas éticos de toda una región que a partir de lo popular y lo cotidiano construyen sus imaginarios poéticos basados en costumbres  y en sistemas de valores…”, como lo afirma el autor de esta importante obra.

 

“La música vallenata – dice Ariza Daza – en su libro Narratología del vallenato, lleva implícito su carácter narrativo, desde sus orígenes, contar hechos cotidianos se convirtió en una necesidad del hombre de interpretar su entorno y de hablar a nombre de un sujeto colectivo.  Narrar entonces se  constituye en la mejor herramienta para establecer diversos tipos de comunicación a la manera de los antiguos rapsodas medievales”.

Otro tema de original importancia, contenido en esta obra, es el papel del mito en los cantos vallenatos y la función que le otorga el cantador como forma de interpretar los hechos cuya explicación racional se le hace esquiva.  Pienso que cuando Gabriel García Márquez lanzó su hoy famosa afirmación según la cual, “Cien años de soledad no es más que un vallenato de trescientas páginas”, en la relación que encontró entre el vallenato y su obra literaria, además del carácter narrativo de ambos, pudo observar también la afinidad en el mundo de lo mágico, pues, tanto realismo fantástico hay en los sueños y acciones de Aureliano Buendía como en el paseo “La casa en el aire” de Escalona o “La bola e’ candela” de Hernando Marín.

El mito en lo vallenato es un elemento más atrevido que en cualquier otra cultura;  gracias a él,  existe una sirena en un río, o un demonio derrotado por los sortilegios de un acordeón, o un poeta “espantando la mirla por la media noche para reemplazar su nido por un gajo de luceros”, como en el caso de Rosendo Romero.

Estas y muchas otras cosas extraordinarias, podrá concluir el privilegiado lector de una obra como esta, producida para instar a las nuevas generaciones en particular, a explorar el tesoro literario contenido en miles de cantos creados por los juglares vallenatos de por lo menos siglo y medio de historia cultural de nuestra música terrígena. Gracias le damos desde ahora Óscar Ariza.

Extraído del prólogo hecho a este libro por el investigador de la música vallenata Tomás Darío Gutiérrez.