Editorial: UNICESAR
Autor: Pendiente Huguez Sanchez.
Año de edición: 2008
ISBN: 978-958-98150-5-2
Descripción:
Después de la fundación de Valledupar en 1550 y de su estabilización con el control sobre la población indígena en la región, se consolido la ocupación espacial y humana de la ciudad por las elites en los sectores populares. Las primeras asentadas en el marco de la plaza con sus viviendas, unas de estilo colonial y otra republicana, construidas de adobes y teja, en tanto que la gente del común vive en los barrios: el cerezo y el cañaguate en casas de bahareque, palma y hojas de caña dulce y algunas combinaciones, entre paredes de adobe y demás materiales.
El barrio el cañaguate desde muy temprano fue ocupado por población conformada en su mayoría por trabajadores agrícolas, unos obreros y otros, pequeños propietarios que trabajan en las estribaciones de la sierra nevada en la zona de azúcar buena; y en rozas (cultivos de pan coger) al otro lado del rio guatapuri, quienes volvían en la tarde a sus casas, mientras que los demás venían los fines de semana a visitar la familia que permanecía en la ciudad. Otra parte de la oblación era en su totalidad urbana compuestas por carpinteros, albañiles, sastres, peluqueros, lavanderas, trabajadoras domesticas y pequeños comerciantes.
Estas personas, junto a sus actividades productivas se mueve el mundo social y cultural conformado por sus tradiciones religiosas y “paganas”, como la semana santa, las fiestas de la virgen, el corpus cristi, la fiesta de san pedro y san pablo, la velación de San Juan bautista y los carnavales entre otras, y recientemente el festival de la leyenda vallenata que ha terminado desplazando a los demás, incluidos los carnavales.
Para laa representación histórica del barrio el cañaguate, nos apoyamos en los protocolos notariales y los acuerdos del concejo municipal, mas los testimonios orales recogidos desde las pautas sobre la memoria de los textos de Maurice halbwach2, que para el presente caso ayudaron a complementar el enfoque de la microhistoria, del mexicano Luis González. Metodológicamente los informantes fueron clasificados en tres generaciones así: la primera corresponde a los nacidos en la década del 20 del siglo pasado, la segunda en la década del 50 y la tercera a finales del 60 y comienzo de las del 70. También fue valiosa la consulta de los diferentes trabajos de historia local sobre la ciudad, particularmente, las crónicas de pepe castro, que son de consulta obligada para entender el desarrollo histórico de la ciudad.
El trabajo está organizado: un contexto general de la ciudad, descripción de las calles, carreras, callejones y tipos de referencias que identifican el barrio; mas los usos y costumbres compuestos por fiestas tradicionales oficios y personajes significativos del barrio.